La música medieval

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A pesar de que no se conservan muchas partituras con las que hacerse una idea de cómo era la música durante la Edad Media salvo las que se conservan en monasterios y conventos, todo apunta a que no era solamente temas sacros los que se tocaban en ese período de la historia.

De hecho, se han venido a diferencias tres estilos musicales muy distintos entre sí: el canto gregoriano, la denominada música profana y la polifonía.

El canto gregoriano es sin lugar a dudas del que mayor conocimiento se tiene debido a que incluso a día de hoy sigue vigente. Consiste en un canto estrictamente vocálico que se sigue con una sola voz y que se centra solo en los aspectos que la iglesia permitía comentar.

La música profana es todo lo contrario al canto gregoriano. Con ella se pretendía infundir un poco de cultura a las clases populares trovando sobre temas distintos a los religiosos. En este tipo de cantos se centraron los populares juglares que actuaban de población en población para entretener a las masas.

La polifonía es la que daría lugar posteriormente a la música tal y como la conocemos, ya que se trata de hacer sonar diferentes tonalidades a la vez dando lugar a los ritmos. Los órganos cuando eran tocadas varias teclas producían sonidos polifónicos.